Ferran Freixa

Barcelona, 1950 - Sant Vicenç de Montalt, 2021

La carrera fotográfica de Ferran Freixa i Pintó, conocido por haber inmortalizado el Liceo de Barcelona dañado por las llamas, comienza de forma autodidacta en 1973, tras recibir formación como dibujante y pintor. Hacia finales de esta década ya dirige su cámara hacia lo que sería su principal tema de interés, la arquitectura y los espacios interiores. Así, su obra, que podemos definir como “documentalismo subjetivo”, está constituida por diversas series que exploran formalmente tanto los efectos del paso del tiempo sobre construcciones en ruinas (las fotografías de Tarraco, Roma o Florencia de los años 1990, o el registro de las antiguas colonias textiles abandonadas del 2000), como el frágil instante congelado que queda a la espera del restablecimiento de la actividad humana (como los trabajos sobre los escaparates barceloneses, así como las imágenes que capturan pulcros mantel, vajillas y servilletas de restaurantes). Cabe mencionar también sus proyectos más experimentales, en los que se sirve de elementos añadidos para reforzar los contenidos representados, como el plástico arrugado que hace de filtro al objetivo, simulando el vaivén del mar, en la serie sobre el puerto de Barcelona; o la inclusión de la estructura de un vehículo en las instantáneas que realiza durante sus paseos por el Eixample.