Durante los primeros quince años de su trayectoria colaboró con el artista Eduardo Arranz-Bravo, periodo en el que su obra se centró en la neofiguración y el Pop Art, convirtiendo-se en uno de sus mejores exponentes en el estado español. También es durante esta etapa cuando realiza una de sus intervenciones más relevantes, la decoración de los muros exteriores de la fábrica Tipel, conjuntamente con Arranz-Bravo.
La Colección Suñol Soler atesora varias obras de este periodo como Suite Verano (a) (1975) o Figura gran rosa (1978), entre otras. A partir de la década de los ochenta, el artista hace una lectura personal de la transvanguarda italiana, entre otros movimientos cercanos a la abstracción, como se observa en la obra Figura con teléfono (1980) de la Colección Suñol Soler. Al final de su trayectoria artística muestra un estilo renovado, con una combinación de colores, texturas y grafismos propios.